sábado, 25 de abril de 2009

INVENTARIO FORESTAL DEL CHACO 2005: SU DEFENSA

Días atrás, visitando el blog de un colega, encontré un artículo de la Fundación Nelson Mandela que bajo el título “¿CONTAMOS CON UN INVENTARIO FORESTAL?” contiene una serie de críticas al inventario forestal de la provincia del Chaco llevado a cabo en el año 2005. (htpp://foroporlatierrachaco.blogspot.com/search/label/inventario%20forestal.

Yo fui responsable técnico de ese inventario. Soy ingeniero agrónomo recibido en la UBA y desde el año 1981 trabajo en mediciones e inventarios forestales. Trabajé para el Instituto Forestal Nacional (IFONA), Banco Mundial, FAO, Nación, Provincias, empresas nacionales y extranjeras; publiqué artículos en revistas locales y extranjeras; me capacité por medio de cursos en el país y en el extranjero; y soy Profesor Titular de Dasometría y de Biometría Forestal en la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la Universidad Nacional de La Plata. Hay más para decir pero con lo mencionado creo que son suficientes antecedentes profesionales.

Por su parte, la Fundación Nelson Mandela (FNM) se muestra en su página Internet como un “Centro de Estudios e Investigación Social”, no como un centro de estudios forestales; y allí no figura el nombre de los responsables de la fundación, lo que impide conocer sus antecedentes para evaluar inventarios forestales. Un segundo protagonista del artículo es el Dr. Adolfo V. Gustin, geólogo, que fue Presidente del Instituto de Ecología, Recursos Naturales y Tecnología de la Provincia del Chaco en el año 1980, año en que se publicaron resultados de un inventario forestal llevado a cabo en la provincia del Chaco. Este inventario fue inconcluso ya que los datos nunca fueron procesados y convertidos en información; las publicaciones sólo contienen las planillas de campo.

¿Qué es lo que interpreto de la lectura del mencionado artículo acerca del Inventario Forestal de la Provincia del Chaco del 2005? En pocas palabras, que no sirve, que está plagado de errores, y que el mapa allí obtenido no debería usarse para el ordenamiento territorial que marca la ley 26331. Sostengo que estas críticas son infundadas y que pueden una por una retrucarse mediante argumentos técnicos y referencias bibliográficas; y que sus autores manifiestan un alto desconocimiento de los fundamentos y principios de los inventarios forestales. Para aquellos que no sean del medio forestal y quieran tener algún conocimiento sobre el tema, y en esto incluyo a la FNM, les sugiero la lectura de dos trabajos de divulgación, publicados en la revista SAGPyA Forestal: Nº 28 de septiembre del 2003 y Nº 33 de diciembre del 2004, disponibles al público en Internet.

La mejor defensa del inventario en cuestión es la lectura del informe final oficial, publicado en formato papel y en CD. Si alguien quiere una copia del informe y no lo consigue vía Internet, puede solicitármela a la siguiente dirección: ing.ewabo@gmail.com y le enviaré una copia en formato PDF del documento.
Mis afirmaciones respecto a lo dicho por la FNM son, en una primera instancia, tan válidas como sus críticas. Por eso, para eliminar el duelo de “una palabra versus la otra”, ofreceré al lector información verificable para que saque sus propias conclusiones. Por eso, la presente nota va dirigida a cualquier persona que haya leído o lea ese artículo.

Aclarar una por una cada observación demandaría un documento extremadamente extenso, de manera que me concentraré en tres puntos sobresalientes a modo de muestra, cada uno en forma sintética, que son: a) conocimientos técnicos presentes en el documento; b) dudas sobre la buena fe de las críticas realizadas; y c) no coincidencia de las menciones que la FNM hace al documento con el contenido de la publicación oficial.

a) Conocimientos técnicos presentes en el documento
La FNM sostiene que el inventario forestal 2005 “es una simple presentación estadística a partir de 12 hectáreas de bosques, para analizar una supuesta extensión de 4.900.000 hectáreas, ubicados en una superficie de 10.000.000 de hectáreas”. En otras palabras, dice que es imposible obtener información confiable de 5 millones de hectáreas observando sólo 12 de ellas; aclaro que las12 ha (ha=hectáreas) estaban comprendidas en 120 parcelas de muestreo de 1.000 m cuadrados cada una, distribuidas por toda la provincia sobre una grilla cuadrada. Cualquiera que conozca de Teoría del Muestreo sabe que aquella afirmación no es cierta. Precisamente, la Teoría del Muestreo nos brinda los medios para obtener información confiable de un conjunto numeroso de objetos observando sólo una fracción de ellos. Pensemos en las encuestas hechas para conocer la voluntad de voto de los ciudadanos de nuestro país; con muestras de 400 a 600 personas se hacen predicciones sobre el comportamiento de varios millones de personas. Dejo al lector que saque sus conclusiones.

La FNM critica el uso de 2,5 ha como unidad mínima de mapeo, porque afirma con ironía que “la Plaza 25 de Mayo, que tiene 4 hectáreas y cuenta con árboles, estaría incluida en los bosques inventariados…”. Veamos si es así. En cualquier inventario forestal de una importante superficie, inicialmente se separa la superficie total bajo estudio en dos fracciones: la superficie de “bosque” y la superficie de “no bosque”; esta tarea se realizó en el inventario del 2005, tal como se menciona en el segundo párrafo de la página 63 del informe final. De esta manera, las rutas, los caminos, las ciudades con sus plazas, y las cortinas forestales, entre otras cosas, no se registran como bosque. Este hecho es conocido cualquier persona que trabaje o haya trabajado en este tema. Dejo al lector que saque sus conclusiones.


Además, la FNM afirma que 12 hectáreas es la superficie mínima “indispensable para que un monte sea considerado como tal”; por lo que el uso de 2,5 hectáreas “es un error técnico”. Pero no es así: a menor unidad de mapeo más detallado es el mapa. En otras palabras, brinda mapas más detallados que si se usara 10 ha; sin embargo, la FNM protesta por ello, quizás porque desconoce lo que significa “unidad de mapeo”. Como puede verse, en unos casos la FNM se queja porque el grado de detalle es bajo y en otros casos se queja porque el grado de detalle es alto. Señor lector, saque sus conclusiones, por favor.


Cuando la FNM habla de las 10 ha que usa la Nación se refiere a la unidad mínima que emplea Unidad de Manejo del Sistema de Evaluación Forestal (UMSEF), perteneciente a la Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación (SAyDS), la que tiene a su cargo, entre otras cosas, la actualización permanente de la superficie de bosque nativo de la Argentina, con lo cual asumo que le otorga crédito a la información generada por esta unidad. Sin embargo, podemos preguntarnos ¿en qué se basa la FNM para afirmar que 10 ha es la superficie mínima “indispensable para que un monte sea considerado como tal”?. Veamos este punto. La superficie mínima a detectar en un inventario forestal es un valor totalmente arbitrario que depende de sus objetivos y del medio sobre el cual se opera. Por ejemplo, para el inventario a nivel mundial, en su documento FRA 2008 la FAO (Naciones Unidas) establece 0,5 ha como superficie mínima para que una mancha boscosa sea considerada bosque; por su parte, la UMSEF utiliza 10 ha. En el caso del inventario del 2005 el uso de 2,5 ha se debió a la necesidad de representar en el mapa las porciones de bosques altamente fragmentados de la porción sur, para que quedara claramente expuesto el avance de la agricultura sobre el bosque nativo. Señor lector, saque sus conclusiones, por favor.

b) Dudas sobre la buena fe de las críticas
La FNM afirma como grueso error técnico que: i) el inventario realizado sea de carácter exploratorio, y ii) que tenga un bajo grado de detalle. Afirma también que “No se confeccionó un inventario forestal”, porque el trabajo realizado solamente alcanza el nivel de reconocimiento extendido del monte. Analicemos más en detalle estas afirmaciones.

Veamos si el carácter de exploratorio inhabilita a un inventario forestal como tal, para lo cual recurriremos a la bibliografía. El libro “Manual para diseño y ejecución de inventarios forestales”, Ed. Hemisferio Sur, de la Ingeniara A. Sorrentino Fattoruso, establece en la página 115 una clasificación general de Inventarios, que en orden descendiente de detalle son: a) Intensivos, b) para estudios de factibilidad, c) de reconocimiento, y d) nacionales. A los inventarios de reconocimiento, que es el nivel que nos interesa, los describe de la siguiente manera: “Entregan información preliminar acerca de las posibilidades potenciales de un determinado recurso. Incluyen la ubicación geográfica general y la extensión de los bosques clasificados muy globalmente. En general constituyen una primera etapa para realizar posteriormente inventarios a un nivel más detallado”.
Por su parte, en el libro “Inventarios Forestales en Bosques Tropicales”, publicado por la Universidad Nacional Agraria del Perú, su autor, el Ing. J. Malleaux Orjeda (técnico de la FAO y actual consultor internacional), en la página 247 clasifica a los inventarios forestales según su grado de detalle en: a) detallado, b) semi-detallado, c) exploratorio, y d) de reconocimiento general.

Conforme a estas definiciones, el inventario del Chaco del 2005 fue de carácter exploratorio o de reconocimiento, según el autor que se tome de referencia.


Veamos ahora que dice el Prólogo del Inventario Forestal del Chaco publicado en el año 1980, en el cual el Dr. Gustin tomó parte, y que la FNM toma de referencia. La publicación consultada fue “Inventario Forestal - Región Forestal Nº 4, Volumen 1, año 1980”. En el párrafo 6 de su Prólogo, el documento dice (en negrita resalto palabras trascendentes):

“El estudio que ha realizado la provincia del Chaco si bien tiene el carácter de un inventario forestal de reconocimiento, es de gran utilidad, pues facilita el conocimiento del capital forestal que se dispone y las posibilidades que ofrece en las distintas regiones para el desarrollo de actividades industriales con la materia prima forestal, como así también permite obtener las bases para establecer las técnicas y procedimientos silviculturales o de ordenación más adecuados y para aplicar la política de uso de la tierra que la reconocida vocación forestal de esas áreas puede permitir sin desmedro de su estabilidad”.

Es decir, que el inventario de 1980 realizado en parte bajo la responsabilidad del Dr. Gustin y defendido por la FNM, y el inventario del 2005, tuvieron el mismo nivel de detalle, pero mientras al primero ese nivel de detalle lo habilitó para que sea de “gran utilidad” y le permita establecer “política de uso del suelo”; al inventario del año 2005 le significa no servir para nada, incluido su posible uso para el ordenamiento territorial. Señor lector, saque sus conclusiones sobra la buena o mala fe de la crítica, por favor.

Por otro lado, la FNM pone en duda la superficie de casi 4.900.000 ha de bosque obtenidas en el inventario forestal del Chaco del año 2005. Para respaldar esa afirmación dice que “se sabía” que “al año 1998 la superficie de bosques nativos era de 4.500.000 ha” y que al momento de darse a conocer el inventario apenas alcanzaba, como “todos saben una superficie de 3.800.000 hectáreas”. Analicemos estos valores.
En primer lugar, veamos cuál de los dos valores en conflicto: 4.9000.000 ó 3.800.000 ha, es más razonable. Para ello recurrimos a una fuente independiente, la UMSEF, ya mencionada y a la que el la FNM le atribuye una alta credibilidad. En su página Web, la UMSEF indica para la provincia del Chaco una superficie de bosque nativo, actualizada al año 2006, de casi 4.800.000 hectáreas. Comparemos: en el año 2005 había 4.900.000 ha según el inventario cuestionado, al año siguiente, 2006 había unas 4.800.000 ha según la UMSEF; entonces ¿cómo se explican las 3.800.000 ha que había en el año 2005 según la FNM y que “todos saben”. Saque usted, señor lector, sus conclusiones sobre los valores expresados por la fundación y la buena o mala fe de su uso.

Analicemos ahora el valor de 4.500.000 ha que dice la FNM había en la provincia en el año 1995. Ese año un grupo de empresas propuso a la provincia del Chaco hacer un inventario forestal. La primera parte o Fase I correspondió a la cartografía y fue financiada por las empresas; la provincia proporcionó el material satelital conformado por imágenes SPOT de los años 1994 y 1995. La segunda parte o Fase II, implicaba el muestreo a campo a cargo de la provincia, el que nunca se llevó a cabo. En octubre de 1998 se publican los resultados de la Fase I y allí figura una superficie de bosque de 4.800.000 hectáreas. El proyecto fue “INVENTARIO FORESTAL DE LA REGIÓN CENTRO-OESTE DE LA PROVINCIA DEL CHACO”. Es decir, que el dato de superficie correspondió a una fracción de la provincia, no a toda ella. Podemos ahora preguntarnos, si para el año 1995, mediante el empleo de imágenes SPOT y un equipo técnico de nivel, se estimaron 4.800.000 ha de bosque para una fracción del territorio de la provincia, ¿cómo es posible que en ese mismo año hubieran 4.500.000 ha para toda la provincia? Señor lector, saque sus conclusiones.

c) No coincidencia de las menciones
Las críticas al inventario forestal del 2005 forman parte de una nota que dice la FNM me envió oportunamente. Sin embargo, esa nota jamás me llegó, por lo que puedo poner en duda que alguna vez me fuera enviada. Aclaro que vivo a más de mil kilómetros de la ciudad de Resistencia, sitio en donde funciona la FNM y se encuentran las autoridades provinciales, por lo que no estoy al tanto de lo que allí sucede, ni de los problemas internos que puedan existir entre las partes. Por cierto, no contestar la nota de la fundación es aceptar como cierto las críticas que allí se expresan. Por eso, de haber recibido la nota en noviembre del 2008 o antes, como se desprende de la fecha de su publicación en Internet, habría respondido mucho antes. La realidad es que encontré la nota por casualidad revisando un blog. Dejo al lector que saque sus conclusiones.

La FNM cita palabras mías en el Prólogo, aun cuando el mismo fuera escrito por el Ministerio de la Producción, tal como se indica a su pie; de todas formas, allí no figura lo que la FNM menciona. Por otro lado, la FNM menciona números de páginas y secciones en donde se encontrarían las razones de sus críticas; sin embargo, al ir a la página o sección a buscar la referencia se observa que allí no figura el tema mencionado. Dejo al lector que saque sus conclusiones.

COMENTARIO FINAL
Quiero hacer una mención sobre el Dr. Gustin, con quien me reuní dos veces durante la ejecución del inventario, y que habiendo fallecido no puede ratificar o rectificar los dichos de la FNM. La primera vez que nos reunimos fue un encuentro muy corto, en el cual le expresé mi deseo de conversar con él para que me detallara mejor las variables que tomó en cuenta para hacer el mapa regional de bosques a fin de completar la información que yo tenía. En el segundo encuentro el Dr. Gustin me dio esos detalles y allí le expresé nuestra intención de utilizar sus regiones forestales como base para la estratificación, y que no usaríamos a todas ellas por cuestiones de distribución de la muestra, pero que las tomaríamos de referencia, a lo que el Dr. Gustin no hizo observaciones, manteniendo entre ambos un diálogo amable. Después de haber tenido esta relación con el Dr. Gustin, me sorprenden las palabras que la FNM le atribuye.

Retomando el tema del inventario, hay una pregunta pendiente. Si el inventario del año 2005 fue correctamente realizado, si sus objetivos se cumplieron plenamente, y si los datos de superficie son correctos ¿por qué la provincia no hace un uso intensivo de esa información? ¿por qué se ampara en que sus resultados están “discutidos”? Interesantes preguntas, pero las debe responder la provincia. Por cierto, podemos rehacer la pregunta en un modo más completo: ¿Porqué la provincia nunca terminó el inventario de 1980, porqué tampoco completó el iniciado en 1995, y porqué no tiene intención de usar la información generada en el inventario del 2005? Señor lector, le dejo a usted las conclusiones.

LA FNM dice “considerábamos conveniente debatir este tema para que la comunidad chaqueña se formara una opinión objetiva...”. Aunque parezca contradictorio, estoy totalmente de acuerdo con lo dicho por la FNM, creo que la comunidad chaqueña debe tener una correcta opinión, la que debe incluir también a la Fundación Mandela.

Aquí menciono mi respuesta a la pregunta que encabeza esta nota y la nota presentada en el blog de la FNM: “¿CONTAMOS CON UN INVENTARIO FORESTAL?” Y la respuesta es sí, la Provincia del Chaco cuenta con un inventario forestal correctamente realizado, con información de alta calidad, en el cual se aplicaron los conceptos y procedimientos más modernos. Los datos recogidos y la información elaborada quedaron en manos de la Provincia con la finalidad de continuar con los inventarios, ya que se le mencionó en su oportunidad que el paso siguiente debía ser la definición de áreas boscosas prioritarias para la provincia y que en cada uno se debía realizar un inventario con mayor grado de detalle.

Enrique Wabo
Abril de 2009